El capitán, hombre grande, alto y de hombros anchos se disponía a defender su territorio. Después de todo, era suyo, le pretenecía por derecho, no podían arrebatárselo así como así.
Su carácter valiente por naturaleza, le sirvió de mucha ayuda al tomar la desición, que según él, era la correcta. Resisitió. Fué una lucha difícil, aunque salió victorioso, su territorio era suyo de nuevo. Pero faltaba algo... Con lo que era suyo por derecho no le alcanzaba.
Se armó de valor y se arremetió contra el país vecino, venciendo y ganando territorio. Luego siguieron los limítrofes y luego los que estaban más allá del mar, y entonces fué cuando descubrió que no todo era como lo imaginaba.
Al divisar tierra, no vió pasto sino corazones, no vió árboles sino promesas, no vió casas sino sueños, no vió ejército sino amor. Dicho ejército fué el más extraño que vió, no eran soldados sino personas normales, no eran armas sino fantasías, no eran tácticas militares sino planes de una vida compartida.
Al no entender nada, decidió rodearlos, después de todo tenía el elemento sorpresa y la huída como alternativas ante cualquier problema.
El rodear aquel país fué facil ya que era chico y siempre tenía una luz encendida, ya sea el sol, un farol o una ilusión, siempre la había. La tierra era quebradiza e inestable en los extremos mientras que se iba endureciendo a medida que se acercaban al núcleo de aquel extraño lugar.
Entonces fué que actuó, atacó con todo lo que tenía en su poder, sin piedad. Pero había algo que no estaba en sus planes, una cabaña, ubicada en el centro de aquel hermoso y misterioso país. Esta se veía acogedora y deseable, con una chimenea y olor a comida recién hecha proveniente de su interior.
Por más que intentó, no pudo destruírla, por más revólver, cañon o espada que usó, no pudo. Finalmente se conformó con hacer un perímetro alrededor, y alejarse todo lo posible de este.
Lo que el capitán no sabía, era que la puerta estaba abierta...Trastornos en una mente confusa - G. T. Busch
Flasheada de madrugada D:!